Septiembre siempre me ha parecido un mes difícil. Llega el otoño, una estación intrínsecamente triste, el verano se despide, dejamos atrás los colores vivos de las ropas para enfundarnos mangas largas color marrón. Como cantan Klaus&Kinski y corean los niños, nadie quiere volver al cole. La montaña de cosas por empezar es demasiado alta y la línea de meta, colocada en el mes de junio, ni se ve.
Pero este septiembre es diferente. Tendrá que ver con que ya no soy niña y mi año empieza ahora en enero, como el de mi padre. Pero bueno, ya hace unos cuantos años que eso no es así. Boh.
No recuerdo dónde escuché/leí que pensar en qué te hace feliz resulta estimulante y te empuja a repetir esas acciones o decisiones que te han llevado a sentir esa felicidad. Voy a fiarme: en lo que queda de otoño voy a ponerme a pensar un poco. Es un buen momento.
1 comentario:
http://deliriossocio-urbanisticos.blogspot.com/
Publicar un comentario